martes, 19 de noviembre de 2013

CONSTRUYENDO MODELOS. LA ECONOMÍA DEL BUEN VIVIR


La transmisión de experiencias y saberes es una de las características más importantes de las sociedades del siglo XXI.  Escuchar la ponencia de Alberto Acosta en Arenas de San Pedro hablando sobre “La economía del buen vivir” es una buena muestra de este fenómeno.
Este brillante altermundista fue presidente de la asamblea constituyente de la actual constitución ecuatoriana. Una norma que contempla por primera vez la naturaleza como sujeto de derecho y refleja los derechos de las comunidades indígenas. Además está constitución refleja por primera vez en el mundo al  agua como un derecho humano fundamental.
Alberto Acosta comento las nuevas experiencias políticas que están produciéndose en su país del  que en los últimos años han partido propuestas políticas nuevas basadas en las comunidades indígenas como “La economía del buen vivir” que surge como modelo alternativo al imperante modelo neoliberal que tiene como idea-fuerza el desarrollismo. La idea de desarrollo económico tal y como se concibe actualmente ya no da más de sí. ¿Cuántos planetas necesitaríamos si todos los habitantes del planeta quisieran vivir a la manera occidental? Un modelo basado en el consumo que ha beneficiado a una minoría de la humanidad.
Porque del mundo indígena hay que aprender su manera de relacionarse con el entorno y con la comunidad lejos de posturas eurocéntricas.
Cada comunidad, cada territorio debe dar respuesta a sus propios problemas siempre de manera democrática, dialogada.
Una de las victorias del neoliberalismo ha sido robarnos la capacidad de dialogo fomentando el individualismo a ultranza.
Una vida buena es una vida armónica con el entorno cooperando y no compitiendo. Construyendo alternativas en común en la que haya espacio para todos y cuidemos unos de los otros.

Porque un mundo nuevo está en marcha y está claro que otro mundo es posible, pero debe ser necesariamente un mundo mejor.

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